La vivienda nueva ha soportado mejor la pandemia de la Covid-19 que la vivienda usada, teniendo en el pasado año mejor evolución y mostrando un mayor interés por parte de los compradores.

Uno de los motivos de lo anteriormente indicado, es que gran parte de la obra nueva se sitúa en los extrarradios de las ciudades con lo que se puede conseguir más espacio y mejores servicios por el mismo precio. Además, se encuentran en lugares menos poblados, con espacios más abiertos, muy bien comunicadas y con todo tipo de servicios en sus alrededores.

Tras el periodo de confinamiento del pasado año, las familias que estaban buscando o pensaban cambiar de domicilio, en muchos casos se están decantando por viviendas con mayor espacio donde poder pasar tiempo cómodamente. Uno de las características más solicitadas por los compradores, son las amplias terrazas, patios o jardines donde poder esparcirse dentro de su propiedad.

La eficiencia energética es también un importante valor que cada vez se tiene más en cuenta. Las viviendas nuevas son fabricadas con procesos constructivos más sostenibles, buscando el aprovechamiento de los residuos que se emplean en ellas y siguiendo las directrices de la Comisión Europea deben tener un consumo de energía casi nulo.

En definitiva, parece ser que la vivienda nueva en estos momentos se ajusta mejor a las necesidades de los compradores que la vivienda de segunda mano.